viernes, 21 de junio de 2013

Ethan Frome, de Edith Wharton



Se suele considerar la novela corta o nouvelle como un formato intermedio entre la novela, más ambiciosa y capaz de aglutinar todo tipo de recursos, y el cuento, más limitado y preciso. Sin embargo, dejando aparte cuestiones de extensión, la novela corta alcanzó a finales del siglo XIX y principios del XX una entidad propia y característica. Ethan Frome es una obra maestra que ejemplifica por sí mismo lo que puede dar de sí este formato.

Si se habla de Edith Wharton, enseguida surgirán dos ideas comunes: La edad de la inocencia y “la discípula de Henry James”. Pero Wharton, además de contar en su bagaje con atributos tan curiosos como ser una de las pioneras del diseño de interiores, fue una de las grandes escritoras americanas de su época (así, sin tutelas) y en su carrera escribió mucho más que La edad de la inocencia.



En Ethan Frome eligió un espacio muy cercano a ella misma, Nueva Inglaterra; unos personajes a los que conocía de primera mano, no tanto por su clase social (aquí gente del campo), como por su comportamiento moral; y un estilo inconfundible en el que el manejo del punto de vista y la dosificación en el suministro de información son utilizados con una maestría ejemplar.

La historia de la nouvelle puede parecer tópica: un hombre casado con la mujer equivocada que entabla una nueva relación imposible avocada a la tragedia. Pero Wharton sabe narrar esta anécdota de una manera sutil. Cada detalle cuenta, cada giro logra sorprender, cada nuevo personaje aporta una nueva capa de conocimiento. Ethan Frome puede ser una novela corta, pero desde luego no es un libro pequeño.

Editorial Alba
Traducción de Ángela Pérez


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