jueves, 18 de julio de 2013

Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue Kaufman



Si en Historia económica y social la Gran Depresión se identifica con los años 30 del siglo XX, en la Historia de la literatura norteamericana, la Gran Depresión no puede hacer referencia a otro periodo que el que va desde mediados de los años 50 hasta finales de los 60. Con el punto de partida simbólico de El hombre del traje gris, de Sloan Wilson en 1955 hasta llegar a Diario de un ama de casa desquiciada de Sue Kaufman en 1967, y pasando por autores como John Cheever o Richard Yates, el panorama literario de la época esta marcado por el desencanto y una profunda desolación.

En principio sería fácil considerar el Diario de Kaufman como el reverso femenino del libro de Wilson, pero en el fondo es mucho más amargo. Después de todo, Wilson optaba por algunos atajos y evitaba adentrarse en los aspectos más áridos de la responsabilidad personal; sin embargo, Kaufman no se arredra ante las contradicciones de su personaje. 




De hecho, si el libro no estuviera contado en primera persona, su personaje sería casi repulsivo, pero al concederle el dominio del punto de vista, logra que seamos capaces de comprender la miseria de una vida echada a perder, aunque sin caer en la indulgencia. Incluso su ambiguo capítulo final, que puede interpretarse como una concesión, en realidad mantiene el tono de repulsión que se ha desarrollado a lo largo de toda la novela.

Si leído hoy, con la perspectiva del tiempo y el revival de la época que ha conseguido imponer Mad Men, el libro de Kaufman sigue pareciendo audaz e implacable, es porque la autora sabe construir un personaje protagonista tan real como cercano, y eso gracias a que sus debilidades no solo la hacen humana, sino totalmente familiar. En todo momento el lector espera una vía de escape, un alivio, pero no habrá respiro. Y sin embargo, cuando se llega a la última página, el sentimiento de depresión no logra empañar la sensación de que hemos sido testigos indiscretos de una vida que nos atañe personalmente. 


Editorial Libros del Asteroide
Traducción de Milena Busquets


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