viernes, 27 de septiembre de 2013

La muerte de Ivan Ilich. Hadyi Murad



Para comprobar que León Tolstói es uno de los gigantes de la literatura de todos los tiempos no hace falta echar mano de sus grandes novelas como Anna Karenina o Guerra y Paz, también en libros como este se contiene su genialidad. Más de cien años después de su redacción, siguen manteniendo su complejidad, su riqueza interpretativa, su pulso narrativo, su matizada creación de personajes. En caso de duda, Tolstói.




Este tomo está compuesto por dos relatos largos que escribió ya en su madurez. El primero, La muerte de Ivan Ilich, comienza con la muerte de su protagonista. A través de una serie de detalles y datos en apariencia sin gran importancia, el lector va descubriendo la enrevesada mentalidad de este personaje algo pomposo, mediocre, y con una pulsión de muerte expresada de una manera muy particular. También conoceremos la mezquindad de su entorno y la futilidad de los empeños mundanos. Ante tanta negrura, también adivinamos un humor muy retorcido.

Hadyi Murad se puede considerar una novela por su extensión, y sin duda una obra maestra por su calidad. También puede recordar a La hija del capitán, de Pushkin, por ese retrato entre exótico y sentimental de la lucha entre rusos y tártaros, con cosacos de por medio. No deja de llamar la atención que Tolstói ni tan siquiera disimule su admiración por Hadyi Murad, el héroe checheno, mientras que no es menos patente su desprecio por la mayoría de los militares rusos, incluido el incompetente y tiránico zar Nicolás I.

Alianza Editorial
Traducción de Juan López-Morillas




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