miércoles, 20 de noviembre de 2013

Cómo llegué a conocer a los peces, de Ota Pavel


El manido tema de locura y genio ha dado para numerosas tesis, discusiones bizantinas y clichés perpetuados por la cultura popular. En esta extensa historia, Ota Pavel solo ocuparía unas pocas líneas, pero su caso también es digno de recordarse. Famoso cronista deportivo checo, a mediados de los años 70 sufrió una crisis mental que le llevó a diversos internamientos. Pero en esta época de derrumbe también fue cuando se destacó como un excelente literato y escribió sus obras más memorables, entre ellas Cómo llegué a conocer a los peces.

El lugar seguro es el espacio en el que podemos refugiarnos en los momentos de mayor turbación, ese espacio feliz donde hemos vivido los momentos más placenteros de nuestra vida. Para Pavel ese lugar ere el río, el lugar donde se encontraba a sí mismo “La pesca es, antes que nada, libertad. Caminar kilómetros y kilómetros en busca de truchas, beber agua de fuentes, estar a solas y libre al menos durante una hora, unos días, o hasta semanas y meses”.

Pese a que Cómo llegué a conocer a los peces es un libro evocativo que se recrea en anécdotas infantiles y aventurillas adultas, no es en absoluto pretencioso ni blandengue. Al contrario, lo que más llama la atención en el estilo de Pavel es su mezcla de lírica en las escenas que narra y de un lenguaje popular y que a menudo incluso podría parecer descuidado. Pero así era el mundo que recordaba y él no tenía derecho a embellecerlo, porque ese camino no le habría llevado al arte, sino al artificio.


Sajalín Editores
Traducción de Patricia Gonzalo de Jesús

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