miércoles, 21 de mayo de 2014

50 grandes mitos de la psicología popular


Entre los numerosos enemigos de la ciencia, quizá uno de los más arraigados es el del sentido común. Y su peligro es doble, pues su capacidad para camuflarse y para imponerse a cualquier argumento es determinante. Dan igual las pruebas, los estudios, las evidencias más palpables: si alguien dice tener el sentido común de su parte, se acabó la discusión. En 50 grandes mitos de la psicología popular sus autores se enfrentan a este temible adversario y lo hacen con poderosas armas: convicción y un torrente de estudios que demuestran que muchas de las ideas que dábamos por ciertas son en realidad mitos sin ninguna base real.

Otro obstáculo para derribar estas creencias es que las personas son muy reacias a admitir estar equivocadas, a dejar atrás lo que toda la vida han dado como un hecho incontrovertible. Pero si algo deja claro 50 grandes mitos es que todos hemos caído en alguna de estas falacias, pues no se recogen tan solo los 50 mitos del título, sino cientos más que por extendidos, por no reflexionados o por conveniencia, hemos asumido de manera acrítica. Por otra parte, el efecto de las películas y de los medios de comunicación (ampliamente explicado en el libro) ha extendido muchas de estas falsedades hasta propagarlas por todo el mundo, y es difícil luchar con las armas del laboratorio contra el poder de la ficción.

Pero, como dicen Scott O. Lilienfeld, Steven Jay Lynn, John Ruscio y Barry Beyerstein, lo más importante no es descartar estas ideas por otras nuevas por el simple hecho de que alguien lo dice así, sino aprender un método para diferenciar lo verdadero de lo intuido. Por ejemplo, cuando se dice “como todo el mundo sabe”, hay que empezar a desconfiar. O hay sustento empírico, experimentos, literatura científica contrastada, o lo demás son ocurrencias.

El libro está impecablemente referenciado, es ameno, desafiante (“no, es imposible que esto sea así”) y estimula el sentido crítico, lo más importante que se le puede pedir a un estudio de este tipo. Simplemente para abrir boca: ¿es útil la hipnosis para recuperar recuerdos?, ¿tienen algún significado los sueños?, ¿aumenta la luna llena el número de delitos? No, no y no. Pero no hay que creerlo tan fácilmente. Busquen las pruebas.

Editorial Biblioteca Buridán

Traducción de Josep Sarret Grau

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