miércoles, 30 de julio de 2014

Angel, de Elizabeth Taylor


A menudo se presenta la lectura como un espació de evasión, un refugio en el que esconderse de la cruda realidad y vivir vidas imposibles. Pero no es tan habitual retratar de la misma manera la escritura. No es extraño, pues a los propios interesados les conviene describirse a sí mismos como seres atormentados dedicados en cuerpo y alma a un trabajo hercúleo. Gratificante, es cierto, pero repleto de privaciones y escaso reconocimiento. En Angel Elizabeth Taylor dibuja a una autora que utiliza la escritura para crear su propio mundo. Y no simplemente un mundo imaginario, sino que a través de lo que gana con su obra puede realizar todos sus sueños. Eso sí, las cosas nunca son tan bonitas como se pintan.

Lo cierto es que pocas veces una novelista habrá creado un protagonista tan repelente como Angel, y que esta sea escritora no puede ser casualidad. Angel es un ser fatuo, caprichoso, narcisista hasta lo patológico y, lo que es peor, sin el menor sentido del humor. Solo en un par de ocasiones, cuando Angel baja las defensas y se olvida de representar su papel, encontraremos algo de humanidad en ella. Pero, como le pasa a los personajes que la rodean, tendremos que poner mucho de nuestra parte para llegar a sentir simpatía por ella, o al menos compasión.




Esta Angel Deverell esta inspirada claramente en Ouida y Marie Corelli, autoras de gran éxito a finales del siglo XIX y principios del XX y hoy casi totalmente olvidadas. Se trata de autoras de un romanticismo que hacía las delicias de los lectores menos formados y a la vez suponían una inagotable fuente de irrisión para los más cultos. Estamos pues ante un sujeto irresistible del que burlarse, pero Taylor sabe combinar un humor implacable con una gran capacidad de percepción y delicadeza. Angel es un ser patético y odioso, pero también llegaremos a saber el motivo de su comportamiento, lo que la hace humana.

Taylor decidió no cebarse en el estilo de Angel, que sin duda daría para una buena ración de sarcasmos y que aún hoy en día sigue vigente en numerosos libros (grandilocuencia, estilo engolado, tramas inverosímiles...). Para ella lo más importante era retratar este mundo de fábula imaginado por Angel y que una vez llevado a la realidad se desmorona sin dejar testigos. La realidad sería el reverso de ese universo romántico y feliz en el que cada capricho es colmado. Pero todavía queda la imaginación, la capacidad de superar los obstáculos por el simple método de obviar todo lo que nos molesta. Otra historia de la literatura.

Editorial Anagrama
Traducción de Jesús Zulaika


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