miércoles, 1 de octubre de 2014

El insólito peregrinaje de Harold Fry, de Rachel Joyce


El progreso del peregrino, de John Bunyan, es considerado uno de los grandes clásicos de la literatura inglesa, y pese a estar escrito en el siglo XVII y a que su contenido místico pueda parecer algo desfasado, sigue ejerciendo una enorme influencia en la literatura contemporánea (el Criticón, de Baltasar Gracián, quizá lo más parecido que tenemos en la literatura española, puede conservar su consideración de obra maestra, pero no creemos que mantenga su vigencia entre los autores actuales).

Si el influjo de la obra de Bunyan ya era perceptible en, por ejemplo, La espantosa intimidad de Maxwell Sim, en El insólito peregrinaje de Harold Fry es todavía más evidente. Pero aunque en la novela de Rachel Joyce hay trascendencia, y la autora no se esconda en la habitual ironía inglesa para tratar temas de la mayor importancia, no se trata de un libro de inspiración religiosa, ni tan siquiera de su sustituto moderno, el autoconocimiento y todo eso. El libro de Joyce es sumamente delicado, pudoroso (en esto sí totalmente inglés) a la hora de tratar cuestiones como el cáncer o la pérdida de seres queridos, situaciones que podrían llevar al sentimentalismo más pornográfico, pero que Joyce maneja con sensibilidad y tacto.




La estructura de la novela es clara y se podría cartografiar con la misma precisión que el mapa que guía a Harold. Como cualquier viaje, tiene su grandes momentos y otros de bajón, tarda un poco en arrancar, pero enseguida coge ritmo. También habrá rodeos y algún momento en el que parecerá que todo está perdido. Los encuentros con personajes de todo tipo mantendrán la misma tónica: algunos serán fascinantes, mientras que otros son simples estorbos que nos alegrará dejar atrás. Y, como en todo viaje que valga la pena, lo importante no será llegar a la meta, sino lo que se ha aprendido en el camino.

Al igual que el trayecto de Harold, la narración no es lineal, sino que conjuga varios tiempos, cada escena es como la pieza de un mosaico que poco a poco se va completando hasta cobrar sentido. Al mismo tiempo que sus protagonistas, el lector irá comprendiendo cómo se ha llegado hasta aquí, se explicará los motivos de tanta desazón y tristeza. Y, a través de este conocimiento, será capaz de alcanzar la reconciliación. No se trata de hacer sentir bien, sino de aceptar, perdonar y mirar hacia adelante.

Editorial Salamandra
Traducción de Rita da Costa


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