miércoles, 29 de abril de 2015

El deber, de Ludwig Winder


Al igual que el personaje interpretado por Charles Laughton en Esta tierra es mía, película con la que El deber tiene varios puntos en común, Josef Rada parece en un principio ajeno a las consecuencias más terribles de la guerra. No le gusta que su país, la joven democracia checa, haya sido invadida por los nazis, pero él es una persona apolítica, un burócrata eficaz y padre de familia modélico. Su única pretensión es que le dejen tranquilo.

Por eso lo más extraordinario del libro de Ludwig Winder es asistir a ese momento en el que una persona corriente se convierte en un héroe. Es inevitable que el lector se ponga en su lugar y se plantee qué haría en su lugar. Pero Rada no es el único héroe de El deber, donde abundan los personajes dispuestos a sacrificarlo todo por un bien mayor, ejemplos de solidaridad y sacrificio. Es más, estos héroes ni tan siquiera se consideran como tales: sencillamente cumplen con su obligación.




Aunque Winder escribió El deber durante su exilio británico en plena Segunda Guerra Mundial, de alguna manera logró controlar la rabia y la desesperación que debía sentir y también él cumplió el cometido que creía más conveniente a sus circunstancias escribiendo un libro como este, en el que la propaganda no es evidente ni torticera, sino que llama a lo más profundo y valeroso que hay en el espíritu humano, su capacidad de resistencia y su voluntad interior para hacer lo que cree correcto.

Y no consideramos “propaganda” como algo negativo. En las circunstancias en las que escribía Winder no le quedaba más remedio que posicionarse y aportar a la batalla contra el nazismo su talento. Los personajes no son caricaturas ni construcciones de una pieza, sino que incluso los más abyectos, como el traidor Fobich tienen su lado más humano, por desagradable que sea este. Así, El deber es una novela literariamente impecable, llena de intriga y capaz de absorber toda la atención del lector, también de causar estupor y de enardecer los ánimos. Winder colaboró de sobra con su escritura en el esfuerzo de guerra.

Editorial Periférica

Traducción de Richard Gross

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