martes, 12 de mayo de 2015

Famosos impostores, de Bram Stoker


En Famosos impostores Bram Stoker trata sobre todo tipo de falsarios: desde estafadores sin escrúpulos hasta magos y brujas (y cazadores de las mismas), pasando por pretendientes al trono salidos de la nada y mujeres travestidas. Pero su atención se detiene al tratar una leyenda sin aparentes trazos de verosimilitud, que sin embargo cautivó a Stoker, quien tras una ardua investigación llegó a creer en la posibilidad de su certeza. Según esta teoría, Isabel I de Inglaterra no fue una Reina Virgen, sino un hombre de pelo en pecho.

Es curioso que una persona del talento de Stoker, y más todavía, con los conocimientos especiales sobre el tema que poseía, pudiera dejarse atrapar por una historia tan increíble (y, todo hay que decirlo, las pruebas que aportan sus pesquisas no es que sean muy reveladoras). Quizá el autor se dejó llevar por la novelería, o quizá simplemente trató de jugarsela a sus lectores demostrando que la impostura más descarada puede llegar a hacerse pasar por verdad si está bien contada.




Aparte de la fabulosa historia de Isabel I, se nota que Stoker se lo pasó en grande recopilando el resto de narraciones, no por menos trascendentes carentes de interés. Por definición los personajes que trata son muy peculiares y proclives a provocar situaciones hilarantes. Cada historia tiene su moraleja (el impostor nunca sale bien parado, aunque también será porque si triunfa es porque su estratagema nunca fue descubierta) y Stoker se toma con humor estos devenires tan particulares.

Como escritor, Stoker no podía evitar comparar su oficio al de estos suplantadores. Pero es más, Stoker dedicó toda su vida al teatro, así que los paralelismos no podían ser más evidentes. Pero el propio autor tendría fácil su defensa: su impostura era honrada y su trato con el cliente claro: te iba a engañar, pero tú sabías que iban a engañarte, y te gustaba que así fuera. Pero quizá, y de ahí la fábula sobre Isabel I, a veces le tentaba dar un paso más allá. ¿Lo dio?

Editorial Melusina

Traducción de Albert Fuentes

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