miércoles, 23 de septiembre de 2015

Cinco mujeres excepcionales, de James Lord


Aunque obviamente la ambición de James Lord no es la misma que la de Proust, además de que retrata una época diferente y tiene un estilo mucho más sencillo, hay mucho en Cinco mujeres excepcionales del mundo del autor de En busca del tiempo perdido. Si Proust elevó el cotilleo a la categoría de arte, Lord redefine el concepto de relato biográfico añadiendo mucho de experiencia personal y un tono íntimo que se aleja de la habitual reverencia que impone el género. También, pese a que no evita el lado más mezquino de sus protagonistas, del acoso y derribo.

La evocación proustiana se hace sobre todo evidente en su perfil sobre Marie-Laure de Noailles, nieta del personaje real en el que se inspiró Proust para crear a la duquesa de Guermantes de En busca del tiempo perdido. Lord tenía una gran habilidad para introducirse en los círculos más selectos de la sociedad, y durante muchos años pudo acercarse a una figura como la de Noailles, alrdedor de la cual pululaban las mentes creativas más importantes de su tiempo.

Si Lord nunca pretendió situarse a la altura de estas luminarias, Noailles pronto comprendió que si ella misma no podría ser una gran artista, al menos podría contagiarse de la grandeza creativa de sus amigos. Como coleccionista y promotora de las artes (financió junto a su marido La edad de oro, de Buñuel) adquirió la grandeza que su clase social decadente ya no podía otorgarla en todo su esplendor. Lord la retrata con mucho cariño, pero sin esconder su malicia. Como un poeta que evoca la pérdida de un tiempo dorado que ya nunca volverá a existir, el escritor humaniza a Noailles y a la vez la convierte en símbolo.



Pese a que Lord escribió Cinco mujeres excepcionales cincuenta años después de algunos de los hechos relatados, la viveza de sus descripciones es instantánea. Así, cuando habla de Gertrude Stein y Alice B. Toklas parece que estas todavía están presentes en la habitación. De nuevo Lord no se corta a la hora de hablar de la acritud de Stein, pero prefiere centrarse en la figura de Toklas, triste y solitaria. Si, como Noailles, Stein reflectó el esplendor de sus acompañantes más que el suyo propio, Toklas vivió este fulgor de tercera mano. Lo que no impidió que conservara su dignidad frente a todas las adversidades.

Quien también pasó por el ostracismo y largos años de olvido fue Arletty, la extraordinaria actriz francesa, protagonista de Los niños del paraíso y enviada a la oscuridad después de su frívolo comportamiento durante la ocupación nazi. Cierto que su actitud no fue precisamente ejemplar, pero mientras otros supieron construirse una coartada que incluso los llevó a convertirse en héroes de la resistencia, Arletty, que después de todo pecó más que nada de inconsciencia, tuvo pagó con creces su desliz amoroso. Lord solo tiene para ella admiración y ternura.

De las cinco mujeres retratadas por Lord, Errieta Perdikidi no le sonará a nadie, y sin embargo es la única heroína de ellas. Sacrificada y traicionada, pero nunca víctima, Perdikidi dejó su vida privilegiada por amor y dedicó toda su fuerza a una causa en la que no creía demasiado. Lord se extiende en la narración de su vida y a través de ella conocemos la historia moderna de Grecia, cuya tragedia no se limita a la ocupación nazi, sino que incluye una sangrienta guerra civil. Lo más triste de todo es que cuando la Historia parece calmarse y se adivina la paz tan merecida, la vida personal de Perdikidi entra en su peor momento.

La edición original de Cinco mujeres excepcionales en realidad hacía referencia a seis mujeres, pero en la versión española no se ha considerado oportuno incluir el perfil que Lord escribió sobre su propia madre. Por tanto no podemos comparar, pero no queda duda de que Lord sintió un gran afecto y admiración hacia sus mujeres, y que más allá de anécdotas y nombres conocidos, se interesó realmente por ellas y siempre conservó un gran cariño que quiso manifestar en un libro-homenaje respetuoso y delicado.

Editorial Elba

Traducción de Dolores Payas

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