jueves, 17 de septiembre de 2015

La historia del doctor Gully, de Elizabeth Jenkins


Aunque publicada casi cuarenta años después de Harriet, en La historia del doctor Gully Elizabeth Jenkins mantiene el mismo estilo personal y la técnica narrativa de su obra más famosa. También basada en una cause célèbre de finales del siglo XIX (de la que es mejor no contar mucho, pues solo llega al final del libro), Jenkins prefirió convertir la historia en una novela, lo que le permitía tener más libertad a la hora de penetrar en la psicología de sus personajes y desarrollar una narración más abierta.

Si en Harriet la autora incidía en la parte oscura de las personas aparentemente más normales, en La historia del doctor Gully parece interesarse por el lado tenebroso de la aparentemente convencional y conservadora sociedad victoriana. Si de día todo son buenos modales y una contricción moral agobiante, de noche las pasiones se desatan y los crímenes más horribles cobran forma. De hecho, el libro bordea en muchos momentos los límites del gótico y recuerda en muchos momentos a la literatura de las hermanas Brontë, en especial las partes más escabrosas de La inquilina de Wildfell Hall y Jane Eyre.




Pese a que, como decimos, se trata de una novela, Jenkins trató su material como si de una historiadora se tratase, y además de basarse en una documentación amplia y precisa, en su libro no hay espacio para la opinión personal ni las elucubraciones. Lo que no impide que su personaje principal, ese doctor Gully por el que es perceptible aprecio y comprensión, al lector, como a George Eliot, le pueda parecer un charlatán. Pionero de la hidroterapia, creyente en el espiritismo y la homeopatía, podía no ser un sátiro ni un criminal, pero tampoco era precisamente una persona muy de fiar.

Es comprensible que Jenkins se entusiasmara con la historia que tenía entre manos y que de alguna manera se obsesionara con ella, pero también es una lástima que, al contrario de lo que le pasó en Harriet, no supiera refrenar sus ansias por transmitir todo lo que había descubierto. Porque lo cierto es que en La historia del doctor Gully, que tiene un estimulante inicio y un inquietante final, se recrea en detalles y episodios enteros que apenas aportan nada al progreso de la historia o al conocimiento de sus personajes.

Editorial Alba

Traducción de Flora Casas

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