martes, 15 de septiembre de 2015

Páginas escogidas, de Julio Camba


Hay pocos casos que se escapen a la condenación que clama que “el periódico de ayer solo sirve para envolver pescado”. Y más difícil todavía es que un texto periodístico pueda leerse un siglo después más allá del mero interés histórico o de la particular. Sin embargo, las doscientas ochenta crónicas de Julio Camba que recogcuriosidad e estas Páginas escogidas no tienen desperdicio: poseen la frescura del pescado recién capturado.

Y eso que obviamente no todos los artículos tienen la misma calidad, pero en todos ellos hay algo que los hace interesantes, un punto de brillantez, una revelación inesperada, una gota de humor que hace que merezca la pena volver a ellos. Será porque precisamente la mejor habilidad de Camba era atrapar esos matices que están a la vista de todo el mundo pero que suelen pasar desapercibidos. Cualquier tema, por intrascendente que parezca, cualquier personaje, por irrelevante que sea hoy, daba pie a Camba para escribir un artículo redondo.

Parte del secreto de la atemporalidad de estos textos está sin duda en la sencillez de la escritura de Camba. Es un periodista que no se adorna, que no trata de demostrar en todo momento que él es el protagonista, aunque su personalidad esté presente en cada uno de sus artículos. Sin llegar a los extremos del nuevo periodismo, Camba rechaza la objetividad absoluta y se dirige a sus lectores como amigos a los que relatar sus cuitas. Como él mismo dice, sus artículos no deben tomarse totalmente en serio, pero tampoco totalmente en broma.




Las crónicas que conforman estas Páginas escogidas comprenden los años 1907 a 1914, y si en en la primera parte están dedicados a retratar la siempre esperpéntica realidad española, según avanza el libro Camba se convertirá en corresponsal desde Francia, Inglaterra y Alemania de diferentes periódicos. En ningún momento olvida a quién se dirige y siempre mantiene el punto de vista del español, lo que no impide que su percepción de los países en los que se instala tengan una perspicacia especial.

Ya sea en su impagable traducción literal del francés, en sus opiniones sobre la impersonalidad inglesa o en su agudo análisis del carácter alemán justo en vísperas del inicio de la Primera Guerra Mundial, Camba aporta una visión risueña pero comprensiva. Algunas de sus opiniones han quedado desfasadas, en especial ciertos dejes racistas y machistas, pero su espíritu anarquista se impone en lo esencial: no demos demasiada importancia a la vida. Total, para qué vamos a enfadarnos.

Editorial Austral

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