viernes, 23 de octubre de 2015

Una madre, de Alejandro Palomas


Siguiendo el consejo de Ursula K. Le Guin, habíamos decidido no volver a leer ningún libro sobre una familia disfuncional que se reúne para celebrar una fiesta señalada y de paso restañar sus heridas. Pero claro, Le Guin, y nosotros con ella, se refería a esas novelas protagonizadas por un profesor de escritura creativa de la Universidad de Michigan que vuelve a St. Louis para celebrar Acción de Gracias, y lo que se encuentra el lector de Una madre es a una familia que conoce de toda la vida, incluso íntimamente.

Lo primero que se agradece del libro de Alejandro Palomas es que, a pesar de su contenido dramático, a veces incluso patético, se impone un sentido del humor, que hace reír tan a menudo al lector como a su narrador. Contada, la historia de Una madre puede parecer una de esas sucesiones de desgracias que hacen mirar al cielo con el puño en alto, pero el autor se toma los reveses del destino con filosofía: llorar lo que sea necesario, pero solo para después poder afrontar lo que venga con fuerzas e ilusión.




En muchos aspectos, la novela de Palomas se podría leer como el reverso luminoso de Reunión en el restaurante Nostalgia, de Anne Tyler. un compendio de personajes maltratados por la mala suerte (y las malas compañías), que se reúne sin demasiadas ganas y menos perspectivas, pero que de alguna manera se las arreglan para continuar adelante. Por supuesto (el título no engaña), la madre se sitúa en el centro de todas las historias y, a su manera despistada y surrealista, consigue resolver todos los problemas gracias a su bondad y profunda sabiduría.

Además de un antológico personaje central y del retrato cariñoso (y también con su pizca de malevolencia) de una familia cualquiera, Palomas añade un hábil uso de los tiempos narrativos, evitando la linealidad y, sin recurrir a los trucos melodramáticos, dotando de carne y de melancolía de la buena a una historia que cualquiera puede hacer suya. Hemos llegado casi al final, pero no nos resistimos a utilizar la palabra: Una madre es una novela catárquica.


Editorial Siruela

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