martes, 10 de noviembre de 2015

El libro de Jonah, de Joshua Max Feldman


Durante toda la primera parte de El libro de Jonah Joshua Max Feldman pone a prueba el schadenfreude del lector: sus personajes son tan perfectos, jóvenes, inteligentísimos, guapos, ricos, que no se puede evitar sentir rechazo hacia ellos. Por eso, cuando la desgracia finalmente les alcanza, la sensación de arrepentimiento que se produce es turbadora. No sabemos si realmente era la intención de Feldman, pero sin duda consigue provocar un malestar inquietante.

Antes de llegar a ese punto de inflexión, El libro de Jonah parecía una mezcla de Tom Wolfe y John Grisham, aunque con pretensiones más intelectuales. Hay un retrato de las altas esferas de Nueva York, una panorámica de un mundo de altas finanzas y elevación académica que en un primer momento hace pensar que el libro va a ser un acercamiento al uno por ciento, quizá un ataque sarcástico. También hay un episodio en el que se ven involucradas grandes corporaciones y un proceso legal manipulado, muy bien desarrollado pero poco original.




Pero también en este aspecto se produce un quiebro y Feldman tira por un camino diferente, más similar al de un Paul Auster (en el que incluso se identifican algunos fetiches de este autor, como Ámsterdam). Feldman tiene unas insólitas pretensiones filosóficas y religiosas, y se esté más o menos interesado en estos planteamientos, al menos hay que reconocer lo poco habitual que es encontrarse con una novela contemporánea cuestiones sobre la fe y el sentido de la vida con seriedad. Esto, en una novela inglesa, sería sencillamente inimaginable.


Por eso El libro de Jonah va más allá del concepto de bestseller alternativo (conjunto ya de por sí inaudito) y despliega señas de identidad propias. Feldman demuestra destreza en la construcción de historias paralelas y valentía a la hora de dar giros bruscos, aunque todavía (El libro de Jonah es su primera novela) se muestra demasiado dependiente de algunos referentes que hacen previsible y algo autoconsciente el desarrollo de la trama. Al final queda el ánimo casi provocador de tratar grandes temas con profundidad y sin ironía.

Editorial Libros del Asteroide
Traducción de Damià Alou

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