miércoles, 18 de noviembre de 2015

Los caballeros las prefieren rubias, de Anita Loos


Ante la (no tan sorprendente) revelación de que William Faulkner era un declarado admirador de Los caballeros las prefieren rubias, surge la improbable pero sugerente teoría de si fue la novela de Anita Loos la que le dio la idea de convertir a Benjy en el narrador de El ruido y la furia, escrita poco tiempo después. Porque, lo que está claro, es que Lorelei, la narradora de la novela, es una tonta redomada. Aunque de esas tontas que saben muy bien cómo conseguir siempre lo que quieren.

En realidad la mayor habilidad de Loos es conseguir que esa voz narrativa, marcada por los latiguillos, los errores ortográficos, geográficos o morales, la inconsciencia general, no solo no se haga pesada, sino que deviene en admirable. Con completa inocencia, Lorelei puede contar las mayores barbaridades sin asomo de perplejidad. Loos evita convertirla en objeto del escarnio (para qué molestarse), lo que sería el camino fácil, y decide transformarla en el medio de expresión de una conciencia muy particular.




Por supuesto el objetivo de Loos no es tomarse las cosas en serio. Sus novelas no pretenden ser ni un retrato social con tintes de denuncia ni un estudio psicológico pormenorizado. Pero así, con toda naturalidad y una falsa ingenuidad, sí que consigue reflejar una época tan mitificada como los alegres años 20 con tanto color como en una novela de Fitzgerald. Y, como no, con un humor desbordante que casi un siglo después sigue teniendo la misma gracia maliciosa.

Bueno, el caso es que en Pero se casan con las morenas Lorelei ya ha alcanzado cierta destreza literaria y se decide a contar la vida de su amiga Dorothy. Lo cierto es que después de protagonizar las frases más cortantes y redondas de Los caballeros, en muchos momentos dignas del mejor Billy Wilder, era casi una obligación. Quizá ahora se pierda algo de frescura y la construcción dramática se imponga a la espontaneidad, pero siguen brillando la vis cómica y la doble lectura más inteligente detrás de la aparente frivolidad.

Editorial Alba

Traducción de Carlos Casas

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