martes, 1 de diciembre de 2015

No hay lugar seguro, de Tana French


El hecho de que las primeras ciento cincuenta páginas de No hay lugar seguro transcurran en la escena del crimen, mientras los investigadores buscan la menor prueba que pueda ser relevante para el caso, da muestras de la minuciosidad de Tana French, capaz poco más tarde de dedicar otras cuantas decenas de páginas a un interrogatorio sin agotar al lector; todo lo contrario, su capacidad para hacer que se mantengan todas los sentidos alertas y provocar ansiedad por conocer el siguiente paso son características de una de las mejores autoras actuales del género negro.

En esta ocasión toma el relevo de la narración Scorcher Kennedy, detective de homicidios al que conocimos en La última noche de Rose Daly, pero que ahora parece un personaje totalmente nuevo. Frente al fanfarrón y despiadado policía que se presentaba en la anterior novela, aquí Kennedy tiene la oportunidad de presentarse con todos sus matices, como un profesional íntegro y perspicaz. Al igual que en las anteriores novelas de French, el pasado se hace tan presente para los protagonistas que se mezcla con el caso actual de tal manera que no pueden permanecer indiferentes, se trata de algo personal.




Porque lo que hace a French única, más allá de su capacidad para elaborar tramas de intriga sólidas y absorbentes, es su habilidad a la hora de perfilar retratos psicológicos de una profundidad inaudita. Hay algo en sus personajes que logra que el lector se vincule a ellos con una fuerza todavía más poderosa que la que lleva a seguir sus tramas con absoluta dedicación. Sus personajes son seres reales, con sus contradicciones y sus cargas del pasado, en absoluto perfectos ni de una pieza, sino complejos y siempre envueltos en disyuntivas que habitualmente no terminan bien.

De hecho, en los libros de French saber quién ha sido, aunque no irrelevante, no es lo más trascendente. Lo que interesa a la autora y provoca la fascinación del lector, la necesidad de saberlo todo, es el porqué, el motivo que se esconde detrás de unos asesinatos brutales y en apariencia sin sentido. De ahí que uno de los puntos más interesantes de No hay lugar seguro sea cuando se produce la lucha entre el profesional que solo quiere cumplir con su cometido y el ser humano que necesita dar un paso más allá. Quizá se trate de la diferencia entre la ley y la justicia, un territorio en el que es imposible mantener el paso firme.

Editorial RBA

Traducción de Gemma Deza

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